lunes, 3 de diciembre de 2012

Textos y autores


















El hombre es idiota

-Hum.._sonrió-, puede ser. Pero no he  querido decir lo que ha podido entender usted. El océano es sólo fuerza bruta, como  toda la naturaleza. La naturaleza carece de sentido:  es amoral y , en su esencia, no se mueve por leyes racionales. Eso de que la naturaleza es sabia es una tontería. Pasa lo mismo cuando se habla del cambio climático. ¿Es que es la primera vez que el mundo  cambia durante miles de millones  de años? ¿Y qué pasó  con las glaciaciones y con el Diluvio Universal? ¿No eran cambios climáticos súbitos y profundos? El mundo no  se acabó entonces y no se acabará  por lo que ahora sucede.  Se extinguirán  especies, tal vez la nuestra, porque las especies no son esencialmente necesarias, incluida la nuestra. Son accidentes caprichosos dentro de ese  gran caos que es la fuerza de la naturaleza, que cambia  en sí misma a lo largo de los milenios: por causa de sus propias e inexplicables mutaciones, por sus impulsos irracionales, por la violencia de la pasión telúrica, por la liberación  de poderosísimas energías que sobrepasan toda lógica humana. ¿Quién iba  a prevenir  el tsunami  de Asia  de  2004 y a qué lógica  respondía su estallido? Luego, los científicos  lo han explicado con numerosas y poderosas razones.Pero ¿por qué no dijeron antes cuándo, cómo  y por qué iba  a producirse? La naturaleza no es sabia, desde luego; pero está claro  que nosotros  los humanos  somos idiotas. 


Javier Reverte. El río de la luz.  Editorial  Plaza y Janés. 2009.   Pág.  484.

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