CONFESIONES
También
la noche debe quedarse en un cofre a veces.
Un cofre hecho de aurículas y
sangre.
Una aorta grande que vaya desde el corazón
hasta esta pluma que, desde
hace mucho, me escribe sangre.
Noche de estalagmita y estalactita
en una gruta
que espera ser hollada por un tímido rayo.
Esta gruta no sabe qué es la vida.
¿No hay un resquicio para la vida?
¿ No es lo mismo esta gruta y una noche sin
nada más?
Cada vez me cuesta más oír, ver,
palpar y saber.
Cada vez me cuesta más sentir.
También los cirios se apagan en la ermita
de aldeas pequeñas y
oscuras.
Hace tanto que no siento la
vida, perdón la noche,
perdón unos dedos.
¿Nunca una caricia?
Me duele confesar que confieso.
También se confesaban así mis
antepasados,
esperando amaneceres y amaneceres.
La noche siempre acaba en los sueños de los hombres.
Una gruta oscura se hace grande como un volcán que
expele ansiedad.
Aquí yace sobre el papel un
hombre enterrado en vida.
Javier Duarte
No hay comentarios:
Publicar un comentario