La navidad
He vagado por las navidades como cada año. Es decir, por los canales de la tele, por las calles llena de gentes con más o menos bolsas y bombillas de colores un poco más apagadas. He recibido mensajes (es la forma más cómoda de no comunicarse y menos pararse a hablar con el corazón). Y otra vez me encuentro con muchos errores no forzados (¿o sí?) A saber:
"feliz navidad"; "´¿qué tal el año?"(y eso que estamos a día 2); "que tengas buen año"; "¿quiénes estáis en nochebuena"; "¿qué vas a hacer en nochevieja?"; "¿qué tal todos?"; "a mí no me gustan las navidades"; "¿qué has pedido a los reyes?"; "¡qué ganas tengo que se vaya el año!"; "año nuevo vida nueva"; "a ver si tomamos unas copas"; "que llueva en tu corazón una lluvia de felicidad"; y todas esas cosas que se olvidan tan pronto como te das la vuelta en la calle o borras el mensaje.
A veces las palabras mienten y engañan. Todo está estereotipado y mercantilizado. El verdadero producto de consumo es que nos han hecho hablar por hablar y decir por decir. Somos autómatas de las grandes superficies y de los deseos maliciosos de los creadores de productos inútiles. Pero lo peor de todo es que a cada navidad que pasa más nos roban la razón y el sentido común. Hay ropa falsa, productos de imitación, dinero falso, pero también palabras que se dicen falsamente.
Yo mientras tanto sigo hablando solo mirando más allá de los tejados aunque alguna vez te encuentres a alguien razonable.
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