Parece que ha sido ayer
cuando soñaba con otros mundos
al abrigo de los avellanos.
Allí, en aquel bosque oscuro,
con el rumor del agua entre las piedras
y el cielo dibujándose
en jirones bajo las ramas,
más de una vez soñé con lo imposible.
Hoy regreso temblando de esperanza
para encontrarme un matorral impenetrable.
Un río escaso de sangre
y un silencio tenebroso
estallándome en los oídos.
Cierro los ojos
para que nazca luz en la mente.
mas intuyo un rebaño
de lobos negros en la portalada,
con larguísimos dientes de nieve
clavándoseme en las entrañas.
Infinito es el invierno que me habita.
Es un poema de Armando Vega Rodríguez: de su libro Les hores escrites / Las horas escritas, Gijón, Yaganes, Colección “Elogio del horizonte”.
Es un poema de Armando Vega Rodríguez: de su libro Les hores escrites / Las horas escritas, Gijón, Yaganes, Colección “Elogio del horizonte”.
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