Para Carlos y Ana
Hoy el mar debería venir a veros
a poner su oído de caracola mojada
en el ancho territorio de vuestros corazones
porque vuestros sueños están hechos de amantes labios.
Hoy el cielo y las aves azules,
para cuando reposéis en el hogar los atardeceres de inviernos
y los helechos de
cobre vengan a incendiar vuestras ansias,
deberían poner edredones de primavera en el cuarto del amor.
Hoy la dicha huele a pino, a incienso, a tu colar lila
y desde el bosque inescrutable se abren flores sin nombres
y hasta el viento, todos los nombres de vientos,
ululan , se arremolinan por veros y susurran
palabras, sonidos, silencios
que sólo los amantes que se aman, conocen.
Javier Duarte
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