La carta
Te escribo , amor, como quien no tiene palabras para decir más, porque cree que todo
está rebosado, que todo está helado por el iceberg de la vida, o como quien
estrella palabras contra un muro. Y oye. Sólo oye la palabra en su mitad.
Te escribo, amor, como quien tira piedras a su
propio tejado, como quien se deja olvidado, como el escéptico que no cree en su
traje, como el hombre que inútilmente rebusca en las olas.
¿Recuerdas? tú y yo en la esquina de la noche
fotografiados por el parpadeo redondo de la novia, o lo que es lo mismo, por
la bacanal constelación de unos labios abiertos en la boca.
Te escribo , amor, desde el vacío completo, tendiéndote unos cuantos pétalos
amarillos, perfilando la rosa en tu cuerpo
que se apresura hacia la tierra.
Te escribo como quien en la frontera de tus
dedos es capaz de revocarse hacia atrás y vuelta atrás, como quien mira inerme
las notas de un violín imaginado, contorneando la eclosión última de una
sinfonía.
Javier Duarte
No hay comentarios:
Publicar un comentario