Ay otoño, infiel amante, ya no
vienes desnudas recién bañada.
Por los campos solitarios campos de esparto anda
la avutarda
llorando, seco su pico, presa su sed.
Inviernos crueles ya no sois
tan crueles con la fuente,
con el arroyo, con la pobre tierra.
Traed las
tormentas a los canalones deseosos de húmeda-lluvia,
a los cristales del niño en
vilo, barca de agua, de sueños.
Retorced los algodones de nubes
por si llora un poco, de pena,
por si llora.
¿Ya ni la Primavera atraerá la sangre?
Ya mi corazón es el tojo entre
rocas esperando siempre nada.
Pido piedad a la piedad.
Pido a
la vida corta de la mariposa que no sabe lo que es amar.
Pido a los
hombres, a los dioses, al escorpión, al cocodrilo, al milagro que moje el alma
dormida del mundo,
a la monja de clausura, pido lluvia.
a las siete vidas del gato, al
cofre guardado en otros cofres,
al secreto que retuvimos,
a los besos no mordidos
a las palabras escondidas... pido
aunque no veamos la puesta de sol aunque no
miremos los astros.
Para otros deseos vendrá el tiempo
de los aguaceros.
Javier Duarte
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