The Green Room. Wayne Gratz.
CON ESTA SUGERENCIA MUSICAL, ME VOY...
sábado, 23 de marzo de 2013
Naturaleza para salvarnos
23 de marzo : DÍA DEL PLANETA ( de 20.30 a 21.30 apaga la luz, cierra los ojos e imagina un mundo mejor)
miércoles, 20 de marzo de 2013
Te escribo un poema
Para Carlos y Ana
Hoy el mar debería venir a veros
a poner su oído de caracola mojada
en el ancho territorio de vuestros corazones
porque vuestros sueños están hechos de amantes labios.
Hoy el cielo y las aves azules,
para cuando reposéis en el hogar los atardeceres de inviernos
y los helechos de
cobre vengan a incendiar vuestras ansias,
deberían poner edredones de primavera en el cuarto del amor.
Hoy la dicha huele a pino, a incienso, a tu colar lila
y desde el bosque inescrutable se abren flores sin nombres
y hasta el viento, todos los nombres de vientos,
ululan , se arremolinan por veros y susurran
palabras, sonidos, silencios
que sólo los amantes que se aman, conocen.
Javier Duarte
Te escribo un poema
La carta
Te escribo , amor, como quien no tiene palabras para decir más, porque cree que todo
está rebosado, que todo está helado por el iceberg de la vida, o como quien
estrella palabras contra un muro. Y oye. Sólo oye la palabra en su mitad.
Te escribo, amor, como quien tira piedras a su
propio tejado, como quien se deja olvidado, como el escéptico que no cree en su
traje, como el hombre que inútilmente rebusca en las olas.
¿Recuerdas? tú y yo en la esquina de la noche
fotografiados por el parpadeo redondo de la novia, o lo que es lo mismo, por
la bacanal constelación de unos labios abiertos en la boca.
Te escribo , amor, desde el vacío completo, tendiéndote unos cuantos pétalos
amarillos, perfilando la rosa en tu cuerpo
que se apresura hacia la tierra.
Te escribo como quien en la frontera de tus
dedos es capaz de revocarse hacia atrás y vuelta atrás, como quien mira inerme
las notas de un violín imaginado, contorneando la eclosión última de una
sinfonía.
Javier Duarte
Te escribo un poema
Sólo hasta que vino el dios Wagner
el suicidio era el ruido de los acantilados,
averno abrupto, donde los brazos desmembrados,
las voces se rompían en el sueño de las olas desconcertadas.
Ahora,
los amantes bajan a la playa desnudos a oír el lento eco de las caracolas
bajo las aguas
donde aparecen estrellas como violines,
o a mirar batutas fugaces sobre el féretro-viento del cielo
donde aparecen senos, senos muy blancos como de ahogadas sirenas.
Javier Duarte
Te escribo un poema
Se cae
el domingo. Del campanario
un rosario de vencejos vienen a posarse sobre
las viejas. Centurias
de escolapios. Pian. Los niños se deslizan, caen en los domingos
y rompen
con las campanadas.
Javier Duarte
Te escribo un poema
Mi cama es una jaula de barrotes negros y dorados.
La música encima de la cómoda no quiere escaparse hacia el cuerpo que estrecha tu cuerpo. El humo del cigarro sube como el aire a los brazos de la lámpara , pero atrapa y punza mi corazón.
Estoy solo. Herméticamente solo.
Un chino ofrece placer a una domesticada china en el cojin de la mecedora.
No soy yo el chino de trapo. Sólo soy un sueño de mi mismo, mas un sueño desgarrador: el amor se olvida pero queda la muerte, queda el recuerdo.
No sólo se muere una vez bajo este cielo de sangre.
Yo quemaré esta escena bucólica para vivir.
Estoy solo. Herméticamente solo.
Un chino ofrece placer a una domesticada china en el cojin de la mecedora.
No soy yo el chino de trapo. Sólo soy un sueño de mi mismo, mas un sueño desgarrador: el amor se olvida pero queda la muerte, queda el recuerdo.
No sólo se muere una vez bajo este cielo de sangre.
Yo quemaré esta escena bucólica para vivir.
Javier Duarte
lunes, 18 de marzo de 2013
Te escribo un poema
La vida
Qué mañana impía, relojería
dormida siempre marcando la ruta de las brumas y de las aves,
qué tarde plumbea, yunque de
dioses caídos siempre imponiendo un sol de ceniza al atardecer,
qué noche solemne, luciérnaga
inmortal siempre regresada de la morada del sueño,
y qué sublime soledad la del
hombre poseído sólo del olor a caoba!
Javier Duarte
Te escribo un poema
Que las noches no te hieran
Que las noches no te hieran amor.
De la larga noche
humanamente doliente
y de los brazos de seda de mi amada
ya nazco a un nuevo amanecer: dame besos, amor mío,
alas, labios
que parezcan aves
lacustres recién despertadas,
recién pintadas con la niña de tus ojos que crean los
sueños,
la belleza y también la hermosa constancia de la estrella naciente;
dame tu firmeza, la
mano con que acaricias
a tu hijo de tu vientre portentoso
porque eres mujer madre creadora
mientras mis manos tan solo pueden tocarte.
Que las noches no te hieran amor
De la densa noche y la niebla densa de noviembre,
también de nuestras bocas,
quiero nacer(te) yo
en tus sienes, en tus ojos,
en tu café de cada mañana,
caminar ,en volandas, de tus tacones por el parque
que tiñen tus zapatos de hoja de otoño
y decirte con el olor de las celindas: te amo.
Cruzar contigo las traviesas del tren
o estar a bordo y mirar por la ventanilla los reflejos
el mar y bajar en todas las estaciones: otoño, Laponia,
verano o la India.
Y en los baches oscuros y
túneles hondos
amansar la pena honda que ,
cobarde,
se te esconde cuando tú sólo quieres hermosas treguas.
Que las noches no te hieran amor
porque entonces
yo naceré de la luz para cambiar el rumbo de los astros.
Que nada te hiera.
Javier Duarte.
Te escribo un poema
Poema
para un viernes noche.
Se
achica la llama de la vela
que se consume encima de mi
altar de hojas muertas.
Ocaso: la niebla se posa en la ventana de poniente.
No
tiembla la niebla sino las venas de llenas
y un palmo de noche gélida me roza
la sangre caliente anunciando la navidad o , lo que es igual, te quiero pero antes de los besos.
Te tengo no en mi
sino, en mi retrato.
Atardece
la pequeña lumbre , lo recóndito,
sobre mi vela que
es el astrolabio que une el perfil oscuro
de mi alma con el misterio claro
de este viernes
febril de infancia o claroscuro
humano.
¿ A dónde va la noche de un
viernes descalza y sola ?
¿ A dónde va después el aroma a
incienso
que arde en mi cuartucho?
Me duelen las palabras
mi vela, , mis lágrimas, mi noche de viernes,
aunque las rosas no hablen
“rumor de rosas” entre el
misterio y lo cierto de seguir escribiendo una noche de viernes junto a mi
vela.
Javier Duarte.
Libros
Bajo los cielos de Asia
Gracias a su fortaleza, velocidad y carácter, Iñaki formaba parte del reducido grupo que compone la élite del himalayismo mundial. En 2008, un derrame cerebral le inmovilizó a 7400 metros en el Annapurna. Cinco días de épicos esfuerzos a cargo de algunos de los mejores himalayistas no fueron suficientes para rescatarle y uno de los más admirados montañeros nos dejó. Este relato lúcido y desnudo nos desvela como entendía él la montaña y la vida.
Iñaki Ochoa de Olza. Ed. Saga. 2011.
domingo, 17 de marzo de 2013
Te escribo un poema
Ay otoño, infiel amante, ya no
vienes desnudas recién bañada.
Por los campos solitarios campos de esparto anda
la avutarda
llorando, seco su pico, presa su sed.
Inviernos crueles ya no sois
tan crueles con la fuente,
con el arroyo, con la pobre tierra.
Traed las
tormentas a los canalones deseosos de húmeda-lluvia,
a los cristales del niño en
vilo, barca de agua, de sueños.
Retorced los algodones de nubes
por si llora un poco, de pena,
por si llora.
¿Ya ni la Primavera atraerá la sangre?
Ya mi corazón es el tojo entre
rocas esperando siempre nada.
Pido piedad a la piedad.
Pido a
la vida corta de la mariposa que no sabe lo que es amar.
Pido a los
hombres, a los dioses, al escorpión, al cocodrilo, al milagro que moje el alma
dormida del mundo,
a la monja de clausura, pido lluvia.
a las siete vidas del gato, al
cofre guardado en otros cofres,
al secreto que retuvimos,
a los besos no mordidos
a las palabras escondidas... pido
aunque no veamos la puesta de sol aunque no
miremos los astros.
Para otros deseos vendrá el tiempo
de los aguaceros.
Javier Duarte
Te escribo un poema
Oye el trino de la flauta, mi
amor.
Un corazón se desploma.
No podrá levitar el ansia porque el hálito se
esconde bajo las lápidas de los violines.
La flauta , mi amor, es la herida de metal, el cáliz sagrado en
altares de abadía.
Mi amor, ya no podré rezar tu
cuerpo
no podré levantarme a acariciar
tu cabello, ni tocar las mejillas, primaveras sombrías.
La música es la
gravedad de una montaña que fluye por mi sangre y devora los labios lívidos de
mi desasosiego.
Baila.
Baila alrededor de las danzas
nocturnas, mi amor baila, donde la lechuza sorprendió nuestras miradas.
La
brisa mortecina que dejó a oscuras la luz de mis ojos.
Javier Duarte
Te escribo un poema
Llegaste este año con la primavera.
La primera a la cita donde los gorriones
Aletearán en los aledaños de las flores,
De los bosques o tejados.
Justo al mediodía de tu sonrisa el sol
Se detuvo un instante en el equinocio de tus ojos
E hiciste trizas grutas, inviernos y miedos.
Me traerás perfumes, matices, caricias , luz.
Y por las noches cuando mire la W de Casiopea
Lograré el prodigio de creer ver
- en los oscuros cielos del estío-
tus brazos alados o tu alma de ave nocturna
porque tú ya has logrado otro prodigio:
el que pueda mimar el árbol que has plantado en mí,
todas las primaveras de mi vida.
Javier Duarte
viernes, 15 de marzo de 2013
Te escribo un poema
Mujeres de todo el mundo:
He amado vuestros
encantos como ninguno otro,
Esperasteis
trémulas mi cita en el balcón del balneario.
Os acaricié el cabello con pasión,
besé vuestros labios ardientemente,
tuve el corazón cálido que quisisteis.
Muchas veces os poseí con extremada dulzura.
Otras me hicisteis temblar de
deseo.
Visteis en mi al amante perfecto.
Hicisteis de mi una estatua de
sugestiones
y con la flecha de Cupido que os lancé vosotras pronunciasteis
firmes:
ahora sé que eres mi verdadero amor.
Yo
compuse la música que nunca habíais escuchado antes,
escribí para vosotras los
versos que jamás volverán a ser leídos por boca alguna.
Yo os
saqué de mis manos la luna en las noches sin luna.
Os llevé a navegar por
lagos azules en vuestros sueños
y cruzamos los abismos de la carne sagrada y
húmeda
en un viaje solamente hacia adentro.
Mujeres
de todo el mundo: mi nombre es Belleza.
Javier Duarte
Te escribo un poema
Qué es la música
Miradme a este lado de la vida,
sobre el abismo
encrespado de mi corazón,
- La
cuarta sinfonía de Malher desciende en ala delta como la caída lenta de la
batuta y remonta el vuelo cual notas de viento buscando el vahído musical.
¿
Suicidio o el maleficio de la mariposa?
No hay nada, nada tan absolutamente
bello como palpar tantos matices.
Por eso me encierro como Hysmann su
Contranatura.
Por eso me encierro, para que toda la gama de sufrimientos se
aunen en uno absoluto, universal y puro.
Pero ¡ay cuánto duele!
Javier Duarte
Te escribo un poema
Las estatuas se agrupan en noches de almizcle,
sentadas sobre si en parques, tejados, estrellas,
sobre una mujer que tiembla
en cabinas de sudor y urgencias
y hace temblar dedos y cuerpos y viceversas.
Sus voces inmemoriables se resquebrajan en el
gozne de las camas.
Silencios.
No hay estatuas dormidas ni paredes sofocantes.
Sólo
una sinfonía de orgasmos y pianos y notas adicionales.
Javier Duarte
jueves, 14 de marzo de 2013
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