¿Ciudad o aldea?
Antaño mi mundo era: la visión del campo, el olor a chimenea, a pan recién hecho, a saludos rurales y relojes lentos. Ahora en la gran ciudad me he vuelto un ser extraño y cómodo. Me he distanciado hasta de mí mismo. Me encuentro entre la estrafalaria y esclava vida de lánguidos seres urbanos y la llamada de los bosques y los rincones exactos y espirituales de la sencillez de aldea.
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