martes, 26 de enero de 2010

Microrrelatos (3)




Cuatro amigas (Autor: Javier Duarte)


El 30 de junio de 1989, unos meses antes de la caída del muro de Berlín, Sara, Maribel, Dolores y yo, nos reunimos en la cafetería de la Facultad después de recoger las notas de nuestro último año de carrera.
De la alegría de los aprobados, de los recuerdos de estos cinco años, de los cotilleos sobre los profesores, de los momentos buenos y malos, pasamos pronto a una decaída tristeza: Sara viajaría a Madrid a hacer un master en publicidad; Maribel había conseguido un puesto de lectora con una beca en una universidad americana; Dolores, la más loca de todas, pasaría los tres meses del verano en Londres trabajando en un hotel por la mañana y enseñando español por la tarde, en casa de unos amigos de sus padres.

Y para desviar la atención sobre mis planes inciertos para el futuro, saqué una foto de las cuatro y les propuse: “Mirad, para no olvidar nuestra amistad, voy a romper esta postal en cuatro pedazos, uno para cada una. En el año 2000, este mismo día, a esta misma hora (o sea a las 12.22), en esta misma cafetería, nos juntaremos todas de nuevo ¿qué os parece?”. Todas rieron y aceptaron, y poco después nos despedimos.
El 30 de junio del año 2000, el día convenido, a la hora convenida, en el lugar convenido nadie acudió a la cita.

Bueno, nadie excepto yo. Esa misma tarde me metí en un cine y a la salida, me propuse sacar las oposiciones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Algunos años antes de aquel fin de década tomé una decisión, subirme a aquel tren que se llamaba Puerta del Sol y huir por fin de la "Grisaille", para mi aquel nombre de tren era magnífico, era como la puerta de las estrellas, como el viaje de la tierra a la luna, era mi May Flowers particular; de cuando aún no se definía la Comunidad Europea, ni se vislumbraban los Erasmus ni tan siquiera se hablaba de los retornados. Pero para mi volver no fue un viaje al futuro, "volvía" a un lugar del que me hablaban mis padres, mis tíos y mis abuelos a los que apenas conocía.Volver era el verbo que todos ellos usaban, pero yo no volvía, solo Experimentaba. Primero empezaron años de aprendizaje, de diversión, de Universidad, luego siguieron años de inadaptación,de desconsuelo,pero no pude regresar. Nunca pensé que aquel billete no tuviera vuelta, de haberlo sabido hubiera retrasado de algunos años aquella huida. Un par de años más La Porte du Soleil dejo de prestar servicio, era todo un presagio...