sábado, 23 de enero de 2010

Musine

Carrie. Europe.


Igual que me fascina andar por un profundo cañon sintiendo los acantilados como si fueran mis orejas muy cerca de mí, de la misma manera deseo fervientemente las alguras de las cumbres, mirando desde lo alto el mundo a mis pies, contemplando la belleza y la inconstancia a la vez de los hombres.
Por eso, me entrego a la música clásica o a la letra de un cantautor en los bajos de un teatro, en su silencio ceremonioso; y también me enclaustro en los fondos de un chiringuito oscuro cuando entre en la penumbra y el misterio de saberse vivo en las letras íntimas y la cercanía, casi de amantes ocultos, te hacen olvidar qué y quién eres.
Hoy no he bajado a ese sótano sino que he subido a la cima de una gran montaña blanca para escuchar y sentir esta hermosa balada porque hoy deseo la dureza, hasta metálica, de una mano dulce en mi mano.

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