
Las mujeres excrutadoras de hombres
...¿sin huecesillos en la boca y tienes la audacia de amarme? ¡Largo de aquí, miserable, y ahí van además tres patadas en el trasero! En definitiva, no ser bueno, no ser inteligente-basta un sucedáneo- pero pesar la cantidad necesaria de kilos y estar provisto de pequeños tronzadores y trituradores!
Conque, dígame, ¿qué importancia cabe conceder a un sentimiento que depende de media docenas de huesecillos, los más largos de los cuales apenas miden dos centímetros? ¿Qué, blasfemo? ¿Hubiera amado Julieta a Romeo de faltarle a Romeo cuatro incisivos y lucir un agujero negro en medio? ¡No! Y sin embargo exactamente la misma sido su alma, idénticas sus cualidades morales! ¿Por qué nos calientan entonces la cabeza diciéndonos que lo que importan son el alma y las cualidades morales!... ¡Y nada se les escapa a esas preciosidades! Nada más conocerlas, mientras te hablan de las Fioretti de San Francisco, te repasan y te juzgan. Todo lo tienen localizado, como quien no quiere la cosa, incluído el número y la calidad de los huesecillos de la boca, ¡y como te falten uno o dos estás perdido! ¡Perdido, amigo mío!... ¡Porque como estés llenito aunque sólo sea un poco, estás perdido! ¡Como te sobren dos o tres librillas de grasa en la barriga, dejas de ser interesante y ya no quieren saber nada de ti!
...Y si saben que practicas la equitación o el alpinismo o el esquí naútico, es una garantía, y te saborean, dichosas de poseer la certeza de que vales para el combate y el engendramiento. Pero lógicamente su elevación de alma de buenas burguesas les impide tener pensamientos bajos. Todo lo disfrazan con palabras nobles, y en vez de de vientre liso y buen engendrador dicen que tienes encanto. La noblezaes cuestión de vocabulario.
Bella del Señor. Albert Cohen. Ed. Anagrama. 2000. Págs 220-222
1 comentario:
Y si no que se lo digan a Cyrano de Bergerac...
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